jueves, 28 de abril de 2011

Sólo los muertos conocen las respuestas (Parte 5)

Se lamentó por quedarse dormida, creía que, despierta, hubiera podido salvarle.
Pero eso no habría ocurrido.

Fue el destino. Dicen que toda nuestra vida gira alrededor del destino, que a cada persona le llega su hora en un determinado momento. El destino era inamovible, aunque Paula no lo entendiera.

Hundida en su sentimiento de culpabilidad y viendo como tapaban el cuerpo con una manta, Paula rompió a llorar desconsoladamente. Hacía mucho tiempo que no lloraba así, o quizás nunca lo había hecho de esa manera.

Entonces, cuando las lágrimas inundaban sus ojos castaños y caían por sus pálidas mejillas, sintió una suave brisa reconfortante, acariciándole la cara.

Miró a su derecha , y descubrió, asustada, que Pablo permanecía a su lado.

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