
Puedo ver en mi mente el día que nos tropezamos: yo ensimismado contigo y tú un poco torpe. Desde ese día me enredé en tu pelo y en tu vida. Bendecí tu llegada como las frías gotas de lluvia que caen en la más absoluta sequía, y ahora que no estás conmigo, maldigo al que te consumió.
Lo ocultabas muy bien, pues eras la perfección personificada, pero el interior sólo lo podía ver yo, sabiendo que te estaba comiendo por dentro, que el cáncer te estaba dejando sin vida, sin mi vida.
Hoy, como todos los días que la tengo presente, quiero hablar de ella, quiero que conozcáis a Jane.
Que triste... ojala sepamos más de ella
ResponderEliminar