
Estaba ante la genialidad de Van Gogh, absorta ante "La noche estrellada", observando con detenimiento sus tonos azulados, verdosos y esos toquecitos amarillos.
Sus colores le transmitían paz; sus formas curvas, algo de locura mezclada con pasión.
"Ojalá uno de mis lienzos pueda transmitir tantas cosas como las que transmite éste", pensó la joven pintora.
Seguro que algún día lo conseguirá.
ResponderEliminarA mi también me hipnotizó.
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