
"Pensaba en las manos de Patrik. Las manos y las muñecas eran lo primero en lo que se fijaba en un hombre. En su opinión, las manos podían ser increíblemente sexis. No debían ser pequeñas, pero tampoco de esas manazas grandes como la tapa del retrete. De un tamaño medio y nervudas, sin vello, ágiles y flexibles. Las manos de Patrik eran así exactamente."
Fragmento de la novela "La princesa de hielo" de Camilla Läckberg.
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