Eva, como de costumbre, cogió el autobús, y se adentró en él esquivando a la gente que se encontraba de pie. No pudo sentarse, pero se acomodó en un rinconcito donde no tenía que estar frotándose con desconocidos, y donde podía tener un poco más de tranquilidad (suficientes agobios tenía que pasar ya en la facultad durante todo el día).
Abrió su bolso y empezó a rebuscar su mp3, que por algún bolsillo tenía que estar. Una vez que lo encontró y levantó la cabeza, se topó con la mirada más maravillosa que jamás había visto, y se sumergió en esos ojos, como si de un profundo e inmenso océano se tratara.
Tras estar embobada mirándole, él se percató de que le observaba, y le respondió con una sonrisa de esas que te cortan la respiración.
Eva había caído en las redes del guapo pescador cual pez despistado, pero no mostró resistencia, simplemente seguía hipnotizada en sus ojos verde mar.
En ojos como esos es imposible no perderse :)
ResponderEliminar