Eran unos tiempos, en los que la tecnología lo abarcaba todo, pero aún así, rodeada de e-books, tablets, y portátiles, ella no se separaba de un buen libro físico, con sus tapas, y sus hojas, ya fueran mínimas o infinitas. El placer que sentía con ellos no se lo podía dar ninguno de los otros medios, pues podría perderse el olor a nuevo, o a viejo, siempre tan apetecible; o el tacto del papel...pasando esas hojas, sentía como si avanzara por los capítulos de su vida...pero siempre leyendo con calma, no fuera a ser que llegara al fin antes de tiempo.
martes, 23 de abril de 2013
sábado, 20 de abril de 2013
El valor de las palabras
Suscribirse a:
Entradas (Atom)