
Su padre se agachó y se puso a su altura diciéndole: Es la luna, princesa, la mejor amiga del sol. Cuando el sol está cansado de dar tanto calor y luz, ella, como buena amiga, le sustituye, haciendo que se haga de noche, para que al día siguiente el sol vuelva a estar como nuevo.
Ahora no estaba llena: era una fina y burlona sonrisa que alegraba la noche estrellada, una sonrisa como la de su padre, una de esas que ella echaba tanto de menos.
bonita sonrisa, que arranca una mia
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